Miky Bigotoski presenta el espectáculo pero se encuentra preocupado ya que espera la llegada de Don Gerundio De La Prosa, que es un viejecillo bibliotecario algo sordo y despistado, y al que debe despedir ya que debe partir a la lejana ciudad de Quiensabedonde a contar sus cuentos. Don Gerundio llega de pronto, discute con el presentador y ni sabe si está en una estación de ferrocarriles, pierde su boleto y posteriormente el tren. Muy apenado al principio; se alegra súbitamente al confesar a los niños su amor por los libros y ocurrírsele la idea de contar fábulas mientras viene el tren. Abre un gran libro y se da inicio a la función:
Empieza con El picador de piedras, fábula de tradición japonesa, que narra la historia de un hombre que sueña ser muy poderoso y ayudado por una voz misteriosa no se contenta con ser un hombre rico, un rey, el sol, una nube, ni roca en la montaña, vuelve a ser el mismo y descubre la felicidad de ser tal como la naturaleza lo dispuso.
En un descanso entre cuento y cuento Don Gerundio se da un descansito, se queda dormido y no se percata de la llegada de Don Gastón, el boletero de la estación, que muy molesto por el impertinente vagabundo le advierte que llamará a la policía. Alertado y con el apoyo de los niños Don Gerundio le pide un momento para contar el próximo cuento.
Continua con El Brahmán y el tigre, fábula de tradición hindú que cuenta la historia de un tigre enjaulado por sus maldades que suplica a un sacerdote (o brahmán) que lo libere de su cautiverio, éste se compadece del pobre animal, pero el felino al verse en libertad rompe su palabra y quiere devorar a su benefactor. El brahmán le propone buscar cinco jueces y que ellos decidan si es justa o no su deslealtad. Caminan por la selva encontrándose con un árbol, un buey, un águila, un caimán quienes opinan que el hombre es malo y debe ser ajusticiado. Sólo el último animalito, un chacal, sopesa el asunto con sabiduría, y con sagacidad e inteligencia resuelve las cosas como al principio, dejando al tigre nuevamente enjaulado.
Al final, Don Gerundio es avisado por los niños de la nueva salida del tren, encuentra su boleto y se despide de su público hasta otra oportunidad.
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